Comenzaremos la ruta en Anciles, un bonito pueblo que conserva la esencia de la arquitectura tradicional con sus casas solariegas, muy bien conservadas, de los siglos XVI y XVII y una pequeña iglesia de origen románico.

Desde el pueblo, nos adentraremos por un camino en el frondoso bosque conocido como La Selva de Conques, poblado de avellanos, robles, fresnos y álamos y con una amplia diversidad faunística, posible gracias a todos los pequeños barrancos que discurren por el bosque alimentando a la flora y la fauna que lo habitan.

Dentro del bosque podremos ser testigos también de cómo el antiguo glaciar del Valle de Benasque modeló toda la zona, podremos ver grandes bloques de granito que el glaciar transportó y depositó desde los grandes macizos del fondo del valle.

Continuaremos nuestro camino hasta la Casa de Conques, casa señorial con una torre defensiva, de construcción anterior a la casa de estilo francés que hasta hace pocos años se utilizaba en verano para colonias. En los prados adyacentes encontraremos también la ermita románica de San Esteban, que data de principios del siglo XI.

Continuaremos nuestro recorrido de vuelta a Anciles siguiendo el camino desde la Casa de Conques hasta el embalse de Linsoles, caminando entre el mismo y el bosque combinado con prados de siega y vegetación de ribera.

De Anciles a Benasque volveremos por el mismo camino que a la ida.

Punto de interés

• Conocer el patrimonio escondido y no tan escondido de los pequeños pueblos del Valle de Benasque.

• Adentrarnos en el bosque para disfrutar de la diversidad de flora y fauna del lugar.

• Posibilidad de encontrar rastros y huellas de animales como el jabalí, el corzo, la liebre.